Camina para conservar tu memoria


Caminar es posiblemente una de las actividades más infravaloradas de la actualidad. Normalmente, es un ejercicio practicado habitualmente por gente con problemas de sobrepeso, personas mayores ú otro tipo de sujetos con dificultades para realizar ejercicio intenso.

Lo que hasta ahora no se sabía, era que este excelente ejercicio, aparte de las ya conocidas mejoras como la tonificación muscular de las piernas o las mejoras a nivel cardiovascular, también puede aportar una mejor conservación de la memoria de las personas.
Estas conclusiones son las que se extraen de un nuevo estudio, realizado en la Universidad de Pittsburg, en EEUU, en el que los investigadores han realizado un seguimiento a personas mayores de 65 años que caminan 10km. o más cada semana, observando un menor grado de atrofia cerebral que en el caso de otros sujetos sedentarios.
Más concretamente, Kirk Erikson, autor del estudio, siguió la evolución de 299 voluntarios a lo largo de nada más y nada menos que trece años para arrojar a la luz estos prometedores resultados.
Recordemos que a medida que pasan los años, el tejido del cerebro se deteriora y la materia gris se va perdiendo, acción que tiene como efecto la ya mencionada atrofia cerebral entre otras desmejoras. Es por eso que las personas que se mantienen más en forma (nunca nos podemos olvidar del “Mens sana in corpore sano”) físicamente también lo están cerebralmente. Esto es debido a la serotonina, neurotransmisores íntimamente relacionados con el estado de ánimo y que son segregados gracias al ejercicio físico, protegiendo a nuestro preciado cerebro de los achaques típicos de una edad avanzada.
Caminar es de las pocas actividades que no admiten excusa alguna para ser practicadas.
Sólo hacen falta dos elementos: unas buenas zapatillas y ganas de tomar el aire. Si bien es cierto que es un ejercicio que exige un poco más de tiempo de dedicación frente a otros deportes más intensos, un simple paseo a ritmo moderado es asequible para todo el mundo.
Quite las telarañas de sus zapatillas deportivas, y anímese a pasear a buen ritmo durante al menos media hora cada día. Tanto su mente como su cerebro lo agradecerán.

Sedentarismo: del televisor al teléfono inteligente


En muchas naciones industrializadas la escena es cada vez más frecuente: Personas sentadas con su smartphone (teléfono inteligente) entre las manos, chateando con otras a través de redes sociales y servicios de mensajería instantánea, jugando con algún videojuego, o pasando el rato con otras de las distracciones que ofrecen estas portentosas máquinas multiuso.

La escena es una vertiente nueva del auge del ocio sedentario, antaño protagonizado casi en exclusiva por el televisor, e ilustra lo fácil que es hacer un uso excesivo de esta clase de ocio.

Ahora, Jacob Barkley y Andrew Lepp, de la Universidad Estatal de Kent, en Ohio, Estados Unidos, han comprobado en estudiantes universitarios la existencia de una relación entre usar mucho el teléfono inteligente y estar en mala forma física.

Barkley y Lepp estaban interesados en la relación entre el uso de smartphones y la condición física, ya que, a diferencia de la televisión, los teléfonos son pequeños y portátiles, por lo que se les puede usar (por ejemplo escuchando música) mientras se realiza una actividad física. Sin embargo, lo que los investigadores han encontrado es que, a pesar de poder llevarlos encima, su alta utilización contribuye a un estilo de vida sedentario en una cantidad significativa de individuos.

Entre los sujetos de estudio analizados, un uso alto del teléfono móvil se asocia con un estado cardiorrespiratorio pobre. En el estudio, los estudiantes con peor forma física eran los que pasaban mucho tiempo usando sus teléfonos móviles, hasta 14 horas al día. Los estudiantes con mejor forma física eran los que menos usaban el teléfono móvil, unos 90 minutos al día.


Hasta donde los autores del estudio saben, éste es el primero en el que se evalúa la relación entre el uso del teléfono móvil y la condición física en una población.

Barkley y Lepp consideran los resultados de esta investigación como una indicación bastante clara de que el uso del teléfono móvil podría servir para medir el nivel de riesgo que tiene una persona de padecer problemas de salud asociados a un estilo de vida físicamente sedentario.

La barriga de los 40 se puede evitar



Hace que hombres y mujeres se desesperen. Una cintura abultada y una barriga protuberante son con frecuencia las primeras señales de que la madurez ha llegado.
De alguna forma, es casi garantizado que esa rueda fláccida de repuesto se forme en la cintura cuando llegan los 40, haciendo que nuestra ropa se estire a límites desconocidos hasta ahora y nos mande corriendo a hacer dieta.
Un trabajo estresante, con muy poco tiempo para cumplir con las dos horas y media de ejercicio a la semana recomendado, y muchas cenas y almuerzos en la calle llevan a una ingesta de alto contenido calórico.
Desafortunadamente, este tipo de vida hace que aumente la grasa abdominal en el cuerpo, y es ese tipo de grasa particularmente peligroso.
La mala noticia es que tener sobrepeso, especialmente en la zona abdominal, aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares, algunos tipos de cáncer y diabetes tipo 2.

Pasatiempos energéticos

Michael Symonds, profesor de desarrollo fisiológico en la Universidad de Nottingham en Inglaterra, considera que la respuesta está en adoptar un estilo de vida saludable y conseguir un hobby que requiera de mucha energía.
El experto recomienda evitar comida procesada con alto contenido graso y de azúcares, reducir el estrés del trabajo y cultivar sus propios vegetales.
Además, "investigaciones sugieren que los patrones de sueño interrumpido pueden tener un impacto. La propensión a la obesidad es más predominante en trabajadores por turnos", agrega Symonds.
Por su parte, Katya Mileva, jefa de investigación en la Universidad South Bank de Londres, asegura que el baile es una forma maravillosa de mantenerse sano, particularmente cuando están en los 50 y 60.
"El baile latino es una muy dinámica actividad aeróbica que puede compensar casi cualquier cosa".
La experta recomienda compaginar estas actividades energéticas con ejercicios más suaves para la mente, como tai chi o yoga.

Medición de la cintura

Normalmente es una cuestión de sentido común el cómo hacerle frente a una cintura en expansión, pero el asunto está en saber cuándo necesitamos actuar; y las fotos de vacaciones en la playa son una herramienta útil para exponer nuestros bultos.
El siguiente paso es medir la circunferencia de la cintura, lo cual es una buena forma de revisar cuan sano eres.
De acuerdo con el Foro Nacional de la Obesidad, una cintura de más de 88,9cm de circunferencia para la mujer y 102cm para el hombre representa un "sustancial aumento de riesgo" de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2.
Incluso una circunferencia de 81,3cm en mujeres y 94cm en hombres indica un aumento de riesgo.
Expertos señalan que esto se debe a que una acumulación de grasa alrededor del estómago contribuye al estrechamiento y endurecimiento de las arterias, algo que no pasa con la grasa en las caderas.
Alternativamente, investigadores sugieren que lo ideal sería que todo el mundo mantuviera la medida de la cintura en menos de la mitad de su altura, lo que significa que un hombre de 1,80 metros de alto debe tener menos de 90cm de cintura, mientras que una mujer de 1,70mts debe estar por debajo de los 85cm.
Pero como ya sabemos, con el envejecimiento es mucho más fácil ganar peso que perderlo, debido a los cambios en la composición de nuestro cuerpo.
Symonds dice que todo es parte de un proceso natural. "Entre los 30 y 40 años la gente tiende a hacer menos ejercicio y los cambios en el metabolismo te predisponen a acumular más grasa".

Grasa buena y mala

La grasa marrón, o la buena -que está presente en todos nosotros cuando somos bebés- va disminuyendo constantemente cuando somos niños. Cuando alcanzamos una edad madura esta se remplaza por grasa blanca, la mala, la cual se aferra a la cintura y cadera.
Al mismo tiempo que se va ganando tejido adiposo, con la edad vamos perdiendo músculo. Esto origina que nuestras necesidades de energía disminuyan debido a que el tejido adiposo requiere menos energía (o calorías) para mantener sus funciones, comparado con el músculo.
La doctora Emma Williams, científica de nutrición de la British Nutrition Foundation, explica que aquí es donde empieza el problema.
"Mucha gente se vuelve menos activa con la edad. Si estás quemando menos calorías y no has cambiado la dieta, vas a ganar peso. Los cambios hormonales también influencian la distribución de grasa en el cuerpo así que nos volvemos más propensos a depositar grasa en el medio".
Los padres de mediana edad, quienes han estado muy activos cuidando a los hijos, pueden sentirse tentados a relajarse un poco cuando estos llegan a la adolescencia y a disfrutar más de barbacoas y cervecitas.
Pero la verdad es que después de los 40 sencillamente no necesitamos comer tanto y todavía debemos mantenernos activos.

La obesidad acelera el desgaste articular


Losteoartrosis, entendida como desgaste articular, es un problema que viene con la edad, pero existen factores que pueden acelerar el proceso, y el más importante es la obesidad.  


La obesidad contribuye hasta en 80% en la manifestación temprana de la osteoartrosis.  

El alto índice de obesidad, presente inclusive en niños, hace que hasta ellos tengan manifestaciones de daño articular durante su etapa de infancia, atribuibles en 40%, al peso excesivo.  

La osteoartrosis es un proceso degenerativo de las estructuras que conforman las articulaciones, donde el cartílago empieza a desprenderse y provoca así que los huesos contacten entre ellos de manera directa, sin nada que amortigüe, lo cual produce chasquidos, pero sobre todo dolor, que puede ir de leve a intenso.

Al ser las rodillas las articulaciones de mayor carga, es donde las manifestaciones de la osteoartrosis se hacen más evidentes y de acuerdo con el grado de severidad que alcancen, pueden imposibilitar a la persona para sostenerse en pie y caminar.  

Además de las rodillas, otras articulaciones que suelen afectarse por osteoartrosis, incluyen cadera y tobillos, pero el daño en ocasiones llega a ser tal que ni aún con la pérdida de peso del paciente, logra el funcionamiento adecuado de la articulación afectada.  

Los pacientes deben tomar analgésicos y antiinflamatorios, y cuando esto no es suficiente, se recurre a procesos quirúrgicos como son osteotomías -cambios de alineación de los huesos-, o en su momento a prótesis articulares. 


Evitar el sobrepeso y la obesidad, y realizar actividad física supervisada que fortalezca los músculos de sostén para las articulaciones, son medidas preventivas efectivas que deben ponerse en práctica. Cuando un paciente tiene artrosis de rodilla, padece de dolor al andar y la falta de movimiento hace que el gasto de energía sea menor lo que aumenta el peso y éste a su vez empeora la artrosis. 

Vivir más, pero sobre todo, con salud.


 El estudio 'Toledo' de envejecimiento saludable, uno de los más ambiciosos de Europa sobre la salud de los mayores, ha abierto una sección sobre centenarios y ha recogido ya treinta casos que aportan valiosa información sobre los factores biológicos para un envejecimiento longevo y saludable.
Es importante que la población viva más años pero, sobre todo, que viva con mejor salud, teniendo en cuenta que en seis décadas se puede alcanzar una esperanza de vida de cien años, según ha explicado el doctor Francisco José García, codirector del Estudio Toledo de Envejecimiento Saludable (ETES).
Los investigadores de este proyecto trabajan desde 2006 con 2.500 mayores de 65 años de la zona de Toledo, lo que supone la cohorte de población más importante de la red de investigación en envejecimiento y fragilidad del Instituto Carlos III y, también, del proyecto europeo sobre prevención de la fragilidad 'Frailomic', que lidera el doctor Leocadio Rodríguez Mañas, también codirector del ETES.
Se trata de uno de los trabajos epidemiológicos más ambiciosos realizado sobre la salud de las personas mayores y dentro de él se ha abierto una parcela específica sobre centenarios, que busca identificar a las personas que llegan a una edad tan avanzada para evaluar sus factores genéticos y establecer cómo llegar a los cien años con buena salud.
Cuando estos investigadores detectan a una persona centenaria acuden a verla, mantienen una entrevista centrada en su estado de salud y en cómo se encuentra funcional y cognitivamente y toman muestras de sangre y orina de ella y de sus hijos.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en Castilla-La Mancha hay unas 500 personas centenarias y en España, alrededor de 10.000: se estima que dos de cada diez mil españoles son centenarios; el 80 por ciento de ellos, mujeres.
El doctor García asegura que hay personas que llegan a los cien años "en excelentes condiciones de salud" y pueden ser "de muchísima ayuda" a los investigadores para saber más sobre esos factores biológicos relacionados con un envejecimiento longevo y saludable.
Sin embargo, la mitad de la población de más de 95 años sufre deterioro mental y funcional y, en líneas generales, la "prevalencia de deterioro cognitivo y discapacidad es muy alta".
Las expectativas indican que en el año 2040 España será el segundo país más envejecido del mundo y, además, avanzan que el grupo de mayores de 85 años crecerá un 80 por ciento en los próximos treinta años y que el número de centenarios se duplicará en solo una década.
Si la situación no cambia de forma importante, en seis décadas se podrá alcanzar una esperanza de vida de cien años y "no será infrecuente", añade el doctor García, conocer a personas que llegan a 110 y 112 años.
Este investigador afirma que no tenemos genes "que nos digan que estamos preparados para vivir solamente 123 años", que es el récord actual, sino que "tenemos múltiples genes implicados en el proceso de regeneración y de mantenimiento celular", algo que depende "mucho" del material genético de cada persona y de su entorno.
Por tanto, si ese entorno es "bueno" y se mantiene un estilo de vida saludable es posible que siga aumentando la edad máxima de vida. Y, para ello, una alimentación equilibrada, ejercicio, eliminar el tabaco y una ingesta moderada de alcohol son los factores "clásicos" a tener en cuenta.
García subraya que "más interesante" que llegar a esa edad avanzada es hacerlo con buena salud y, de hecho, la Unión Europea propone que en 2020 se haya incrementado en dos años la "esperanza de vida en salud", algo relacionado muy directamente con la ausencia de discapacidad.
"Es un objetivo realizable y posible, que significa, también, estar más tiempo manteniendo los roles que cada persona tiene, más tiempo inmerso en su sociedad y en su ambiente afectivo", agrega.